Más del 60 % de la población activa a nivel mundial, unos
dos mil millones de personas, tiene un empleo informal de
acuerdo con un estudio presentado
en la fecha por la Organización Internacional del Trabajo y
llevado a cabo en más de cien países.
La mayor parte de la economía sumergida, el 93 %, se
localiza en los países emergentes y en desarrollo.
Por regiones, los empleos informales suponen casi el 86 % de los trabajos a los que opta la población
activa en el continente africano,
seguido por los Estados Árabes y Asia y el Pacífico con un porcentaje alrededor del 68 %.
En Sudamérica, América Central y el Caribe representa
más de un 50 % de la población
activa. Por países varía del
24,5 % de Uruguay a alrededor
de un 80 % en Honduras,
Guatemala y Nicaragua, y aún es superior a ese registro en Bolivia.
En
Europa y Asia Central solo
afecta al 25 % de la población.
A nivel global, la
mayor parte de empleos informales
son ocupados por hombres, aunque
también afecta a unos 740 millones de mujeres,
una gran parte de ellas en países
con ingresos bajos o medios bajos.
Sin embargo, la relación se invierte en América Latina, donde la tasa de mujeres en el sector informal es más alta que en la de los hombres, especialmente en América
Central.
La proporción de empleo informal en la región también es relativamente alta
para la
población joven, representando
un 46,2 % en comparación con el 40,4 % de los adultos.
El estudio destaca que las personas que lograron finalizar la educación
secundaria y superior tienen menos probabilidades de trabajar en el
campo informal que los individuos que solamente
finalizaron los estudios primarios o
carecen de ellos.
Otro factor decisivo es la localización geográfica, ya que los habitantes de las zonas rurales tienen casi el doble de posibilidades de formar
parte de la economía informal que
los residentes de en áreas urbanas.
Por sectores, el más afectado es la agricultura, donde se estima que se
alcanza un porcentaje superior al 90 %.
La Organización
Internacional del Trabajo destaca la necesidad de favorecer la transición de los trabajadores a la
economía formal con el objetivo de promover la creación,
preservación y sostenibilidad de las
empresas, y para prevenir la precarización de los empleos.
Una de las autoras del informe, Florence Bonnet, recalcó la necesidad de luchar contra la informalidad pues “para
cientos de millones de trabajadores,
implica una falta de protección social,
derechos en el trabajo y de condiciones decentes, y para las empresas significa una baja productividad y la falta de acceso
al crédito. Los datos sobre estas
cuestiones son esenciales para elaborar políticas apropiadas e integradas que
se ajusten a la diversidad de situaciones y necesidades”. (Fuente:
Noticias ONU).