Javier Pérez de Cuéllar, el quinto Secretario
General de la ONU, alabado por su capacidad para fomentar el diálogo y por
liderar la Organización durante una turbulenta década, ha fallecido
este miércoles a los 100 años.
El diplomático peruano, que
también era abogado y profesor, fue el primer y hasta ahora único latinoamericano en liderar la
ONU.
Nacido
en Lima, Perú, el 19 de enero de
1920, fue nombrado Secretario General
tras 42 años de carrera diplomática. Cuando la Asamblea General celebró su
primera sesión en Londres en 1946, Pérez de Cuellar era un joven delegado
que formó parte de la delegación de Perú.
A lo
largo de su carrera, fue embajador de Perú en Suiza, la
antigua Unión Soviética, Polonia y Venezuela; ocupó numerosos puestos en el ministerio de Asuntos Exteriores
de su país, incluyendo el de representante
permanente ante la ONU en
1971.
En
julio de 1974, mientras ocupaba la presidencia
rotatoria del Consejo de Seguridad,
gestionó la crisis en Chipre tras el golde de Estado grecochipriota
y la consiguiente intervención militar de
Turquía. Un año después, fue nombrado representante
especial del Secretario General
en Chipre. Ocupó ese puesto durante
dos años y después dirigió el Departamento
de Asuntos Políticos de la ONU y
fue el representante de la Organización en Afganistán.
En
1982, su mandato como Secretario General comenzó con las
intensas negociaciones entre el
Reino Unido y Argentina sobre la soberanía
de las islas Falkland/Malvinas. Pérez de Cuéllar perseveró
a pesar de los numerosos retos y, al referirse a las conversaciones de paz, dijo la famosa frase “el
paciente está en cuidados intensivos, pero todavía está vivo”.
A
pesar de que tenía problemas de salud,
aceptó un segundo mandato como Secretario General. En su discurso de
aceptación de 1986, y dada la crisis
financiera que atravesaba la Organización,
dijo que “declinar en tales
circunstancias habría sido equivalente a abandonar un deber moral hacia la ONU”.
La
“difícil situación” de la ONU otorgaba una “oportunidad creativa para
la renovación y las reformas”, aseguró, reiterando su “inquebrantable
fe” en la “validez” de la Organización.
Su
segundo mandato estuvo marcado por
las negociaciones para lograr un alto
al fuego entre Iraq e Irán en 1988 y por la retirada de las
tropas soviéticas de Afganistán. Su equipo además ayudó a lograr la estabilidad política en Nicaragua
y Camboya y la independencia de Namibia. Durante su último día en el
cargo, consiguió un acuerdo de paz en El
Salvador que puso fin a una guerra civil que duró una
década.
En 1987,
recibió el premio Príncipe de Asturias de Cooperación
Iberoamericana. En 1989, fue galardonado con el premio Olof Palme para el entendimiento internacional y la seguridad común y el premio Jawaharlal Nehru para el entendimiento internacional.
Su etapa
como Secretario General terminó en
1991, pero durante toda su vida
siguió siendo fiel a los valores de la
ONU y luchando por la paz, la justicia, los derechos humanos y la dignidad
humana. Pérez de Cuellar fue
condecorado en 25 países y ha
recibido varios títulos honorarios.
Cuando las Operaciones de Paz de la ONU recibieron el Nobel de la Paz, Pérez de Cuéllar pronunció un discurso ante el Comité del Nóbel en el
que dijo que “la esencial de la
vida es la contienda y la competición” y por tanto “una paz perfecta no existe”. “La
contienda y la competición son estimulantes, pero cuando degeneran en
conflictos son destructivos y perturbadores”, añadió. Por eso, el objetivo de las Naciones Unidas debe ser “dibujar la
línea entre la contienda y el conflicto”. Gracias a
su inquebrantable determinación, Pérez
de Cuéllar ayudó a muchos
países a “quedarse en el lado
correcto de esa línea”.
Mensaje del Secretario General
"Me entristece profundamente la muerte de mi
predecesor, Javier Pérez de
Cuéllar", aseguró el
actual Secretario General de la ONU, António Guterres en un comunicado emitido por su portavoz.
"Era un estadista consumado, un diplomático comprometido y una inspiración
personal que dejó un profundo impacto en las Naciones Unidas y nuestro mundo.
La vida de Pérez de Cuéllar abarcó no solo un siglo, sino también toda la historia de las Naciones Unidas, desde su participación en la primera reunión de la
Asamblea General en 1946",
afirmó.
Guterres expresó su más sentido pésame a la familia, al pueblo peruano y a muchos otros en todo el mundo "cuyas vidas fueron tocadas por un notable y
compasivo líder mundial que dejó a
nuestro mundo en un lugar mucho mejor".(Fuente: ONU Noticias)