Las personas con rentas más bajas tienen hasta tres veces más probabilidades de sufrir depresión, ansiedad y otras enfermedades mentales comunes que las personas con rentas más altas.
Aquellos con enfermedades mentales comunes o precarios, son los que más sufren estas condiciones, al tiempo que disponen de menos recursos para hacerle frente, lo que crea una crisis de salud mental “que en gran medida se ignora y pasa desapercibida”.
El informe detalla cómo los cambios en las condiciones laborales y las medidas de “flexibilización” del trabajo han dado como resultado, una reducción de las protecciones y los salarios de los trabajadores.
“Sorprendentemente, en la economía gig 24/7 de hoy en día, el desempleo a veces puede ser una opción más saludable que aceptar un trabajo”, dijo De Schutter.
No es un problema exclusivo de los más pobres. “Los efectos sobre la salud mental de vivir en un mundo esclavo del crecimiento, obsesionado con la productividad y la competitividad, se reconocen cada vez más como factores que contribuyen al «agotamiento» entre los profesionales de cuello blanco”, afirmó De Schutter, denunciando que vivimos en “una carrera para aumentar los beneficios de una pequeña élite en la que millones de personas han quedado demasiado enfermas para correr”.(Fuente: Noticias ONU, Foto: ONU México/Luis Arroyo).
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