China tiene muchas obligaciones climáticas, incluida la introducción de un sistema nacional de tope y canje de emisiones de carbono antes de 2018; 20.000 millones de yuanes en ayuda prometida para otros países en desarrollo a fin de que se adapten y combatan el cambio climático; y la reducción para 2020 de las emisiones de CO2 por unidad del PIB en al menos 40 por ciento frente al nivel de 2005, y en al menos 60 por ciento para el año 2030, según la agencia oficial.
Rachel Kyte, vicepresidenta del Grupo del Banco Mundial y enviada especial para el cambio climático, se mostró muy optimista al describir el anuncio de ayuda climática de China para los países en desarrollo como "un acontecimiento nuevo extraordinario".
China espera asimismo, lograr una producción con bajas emisiones de carbono, lo
cual se debe lograr mediante una mejor tecnología. Asimismo, se espera vigilar
y controlar de manera activa las emisiones de carbono entre los principales contaminantes:
generación de electricidad, producción de acero, materiales para construcción e
industria química, para lo cual se piensa establecer un fondo de desarrollo
ecológico.
Según información
recogida en Beijín, la industria de
protección ambiental china ha crecido alrededor del 20 por ciento del año 2011
a 2015, cuando se inyectaron más de 500,000 millones de dólares en el sector en
dicho período; y según , según la agencia oficial. durante el XIII Plan
Quinquenal, el Ministerio de Protección Ambiental espera que dos billones de
yuanes (300.000 millones de dólares) adicionales fluyan anualmente.
Los esfuerzos
ambientales de China ya muestran resultados, así en 2014, el consumo de energía
y las emisiones de dióxido de carbono por unidad del Producto Interno
Bruto(PIB) disminuyeron 29.9 y 33.8 por ciento respectivamente con relación al
2005.
De otro lado Francois Hollande, presidente de Francia país
anfitrión de COP21 y su homólogo chino Xi Jinping declararon en Beijin su voluntad de lograr el objetivo de la COP21 de sellar un acuerdo planetario
para frenar y reducir el recalentamiento del planeta. Un acuerdo ambicioso y
jurídicamente vinculante pero también acompañado de mecanismos de verificación
de los compromisos adquiridos en esa conferencia que comienza el próximo 30 de
noviembre, en Paris.
Son pues buenas noticias, que el mundo
espera se puedan concretar para bien de la humanidad. (resumen agencias)
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