lunes, 10 de julio de 2017

Santa Sede defiende en la ONU derechos y capacidades de los ancianos


Los ancianos, con su sabiduría y experiencia, tienen la capacidad de seguir contribuyendo al desarrollo de la sociedad, pero lamentablemente muchos de ellos son marginados con políticas y prejuicios que los dejan a merced de la pobreza y el aislamiento social, denunció recientemente la Santa Sede ante la ONU.

El Observador Permanente de la Santa Sede ante la ONU, Monseñor  Bernardito Auza, dijo estas palabras durante la octava sesión del grupo de trabajo sobre el envejecimiento, que fuera convocado entre el 5 y 7 de julio por el organismo mundial bajo el tema Participación activa de las personas mayores en el desarrollo”.
 
El representante vaticano señaló que “a medida que la población anciana crece rápidamente en el mundo”, la atención a este sector es cada vez más crítica. Ello exige la urgente elaboración de “medidas concretas y prácticas” que garanticen la protección de sus derechos humanos y respondan a sus necesidades, afirmó en su discurso.
 
Según el último informe sobre población mundial elaborado por la ONU, a finales de 2017 se prevé que las personas con más de 60 años rozarán los 1.000 millones y representarán el 13% de la población total.
 
En ese sentido, Mons. Auza recordó las palabras del Papa Francisco, quien advirtió que si bien “gracias al progreso de la medicina, la esperanza de vida  ha aumentado:! la sociedad no se ha  expandido a la vida!”, pues no se ha organizado lo suficiente como para dejarles espacio a los ancianos, “con el debido respeto y la consideración práctica de su fragilidad y dignidad”.
 
El Observador Permanente advirtió que los ancianos “son desproporcionadamente susceptibles a la pobreza, la mala salud, la discapacidad, el aislamiento social, la violencia, el abandono”, las guerras y factores que atentan contra su dignidad humana.
 
En ese sentido, el representante vaticano exhortó a que los esfuerzos del organismo internacional se centren en abordar y asegurar medidas que contrarresten “las políticas, prácticas y prejuicios” que suelen marginar a estas personas “que alguna vez estuvieron en el centro de nuestras familias y comunidades” y a “superar lo que el Papa Francisco denunció como ‘las deficiencias de una sociedad programada para la eficiencia’”(Resumen en base a nota de ACIprensa)
 

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