El número
de personas viviendo en pobreza extrema en la región aumentó el
año 2017 a niveles registrados una década atrás, según se desprende de un nuevo estudio sobre el panorama social
regional. De igual modo, los niveles de pobreza continúan estables y la inequidad disminuyó desde el año 2000.
Un nuevo informe de
la Comisión Económica
para América Latina y el Caribe (CEPAL) indica que
durante el año 2017 el 30,2% de la población,
alrededor de 184 millones, vivía en condiciones
de pobreza, en tanto que un 10,2%, unos 62 millones, se encontraba en condiciones de pobreza extrema, el porcentaje más alto desde el año 2008.
Las proyecciones para el 2018 apuntan a un ligero retroceso en los niveles de pobreza, ya que disminuiría en unos dos millones de personas, pero al mismo habría
que añadir un millón de individuos a
quienes viven en situación de pobreza extrema.
Ante
estos desafíos, la secretaria ejecutiva de la CEPAL, Alicia Bárcena, pidió fomentar “políticas
públicas complementarias de protección
social e inclusión laboral, y redistributivas en materia de ingresos”.
Menos desigualdad desde el año 2000
Durante
el quinquenio 2012-2017, Chile, El
Salvador y la República Dominicana
lograron una mayor reducción
de pobreza gracias al incremento de los salarios
en los hogares con menos recursos, mientras que en Costa Rica, Panamá y Uruguay se produjo el mismo fenómeno
por las pensiones y transferencias recibidas.
El informe
también destaca que desde el inicio del siglo XXI disminuyó notablemente la desigualdad
de los ingresos en la región.
Uno de
los factores que tenido un
importante papel en la reducción de la desigualdad fue que un gran porcentaje, un 51,4%
en 2016, del presupuesto público de
los gobiernos centrales se destinó a
gasto social, dedicándole una media
del 11,2% del PIB en 17 países
durante 2016, el promedio más alto desde el año 2000.
Mujeres y jóvenes con salarios demasiado bajos
Sin
embargo, una media de aproximadamente el 40% de la población ocupada
percibe ingresos inferiores al salario mínimo de su país. Esas cifras se incrementan
notablemente cuando hablamos de mujeres
(48,7%) y de jóvenes con edades
entre los 15 y los 24 años (55,9%).
La
situación en el segmento de población joven femenina es
especialmente delicada ya que el porcentaje se dispara al 60,3% y, por ello, la
CEPAL insta a “implementar políticas universales sensibles a las diferencias para cerrar las brechas de
acceso que afectan a los distintos grupos de la población,
así como reconocer el escenario de nuevos y antiguos riesgos que inciden en la sociedad
en su conjunto, indica la Comisión”.
El trabajo doméstico no remunerado
Asimismo,
la participación de las mujeres en
el mercado laboral durante el año
2017 continuó muy por debajo de la de los hombres,
un 50,2% frente a un 74,4%. Además, más de la mitad trabajan en sectores de baja productividad y el 80% no cotizan en un sistema de pensiones.
El estudio de la CEPAL también destaca que el desempleo
femenino fue casi tres puntos más alto que el masculino y que las mujeres realizan
el 77% del trabajo no remunerado en
el hogar.
“Sin políticas públicas adecuadas que
aborden materias claves como la formación
y el empleo de las mujeres en áreas de ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas, que contribuyan a evitar
la precarización de los empleos y
que promuevan la corresponsabilidad en los sistemas de cuidado, las mujeres no solo podrían perderse los beneficios de los empleos del futuro, sino
que, además, corren el riesgo de que
se perpetúen las brechas existentes
y las carencias de trabajo decente que las afectan en la
actualidad”, destaca el informe.(Fuente: Noticias ONU)
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