Rusia, salió posicionada como medidora del conflicto libio durante la última reunión del G8, efectuada en Deuville (Francia), que aglutinó a los países más industrializados y ricos del mundo, pero su relación con el gobierno libio, se vio deteriorada debido a las expresiones del presidente ruso, Dimitri Medvedev, en las que mencionaba que Muamar Gadafi debía abandonar el poder, por cuanto su régimen ha perdido legitimidad.Como era natural el coronel Gadafi ha exigido a Moscú "precisiones" sobre esas afirmaciones de Medvedev, pues hasta ahora Libia consideraba a Rusia como uno de sus escasos aliados y se había felicitado en varias ocasiones por las críticas rusas a los bombardeos de la OTAN, según medios árabes.
Esta expresión en cambio fue bien recibida por los rebeldes libios que mostraron su satisfacción por la nueva posición de Rusia y merecieron el aprecio del presidente de su máximo órgano político, el Consejo Nacional de Transición (CNT), Mustapha Abdeljalil, por el rol de Moscú en los asuntos internacionales.
Rusia también ha anunciado el envío de un emisario a Bengasi, la capital rebelde, y se ha ofrecido a desempeñar un papel de mediador en el conflicto; el cual sería bien aceptada por los opositores a Gadafi siempre y cuando incluyan la salida del país del gobernante libio y sus hijos, según las agencias árabes que citan a Abdeljali.
Sin embargo Moscú, no comparte la idea de sus otros socios del G8 respecto a Siria,el cual según el gobierno ruso es dramáticamente diferente a Libia.(resumen agencias)
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