En contraposición a este parecer, occidente y varios países árabes exigen la renuncia del presidente sirio Bashar Al Assad, como una condición que pondría fin a la violencia, que ha producido además cientos de miles de desplazados que huyen de la guerra interna, hacia las fronteras de Turquía y otros países árabes.
De otro lado, declaraciones del nuevo enviado especial, el diplomático argelino Lajdar Brahimi, quien afirmó que Siria atraviesa una guerra civil desde hace tiempo, provocó la irritación y enérgica respuesta del gobierno de Damasco, que a través de su Ministerio de Relaciones Exteriores, consideró que esas expresiones contradicen la realidad.
Sin duda,un inicio no tan afortunado de Brahimi, a quien la agencia oficial SANA calificó prácticamente de conspirador y se le pidió ceñirse al marco de sus funciones aprobado por Damasco y detener el apoyo a los opositores al gobierno de Bachar Al Assad.
Por su parte, el ministro ruso de asuntos exteriores Serguei Lavrov ,ratificó que los acuerdos de Ginebra son la única vía para salir de la crisis siria y evitar el derramamiento de sangre.Sin embargo, algunos importantes ministros sirios ya estarían barajando un escenario con una hipotética renuncia de Al Assad.
Lo cierto, es que la situación sigue empeorando tanto así que la subsecretaria general de la ONU para Asuntos Humanitarios, Valerie Amos, advirtió de que la situación humanitaria en Siria empeora y que el número de los que necesitan ayuda internacional se ha duplicado desde el pasado mes de marzo y alcanza ya los 2,5 millones de personas.
De otro lado, en Alepo, la violencia cobró la vida de la experimentada periodista japonesa Mika Yamamoto de la agencia japonesa Japan Press, quien no sobrevivió a la gravedad de sus heridas causadas por el fuego aparentemente de las fuerzas del gobierno, información aún por verificar. También se habla de la desaparición de dos reporteros árabes y un turco, según el Observatorio Sirio de Derechos Humanos (OSDH). (resumen agencias)
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