Pese a los avances logrados, más de la mitad del
número de hambrientos en el mundo, 490 millones, continúa
concentrándose en el continente asiático.
Paradójicamente, en algunas zonas del Pacífico el problema es la obesidad.
Para paliar esa
situación, los gobiernos de la
región de Asia y el Pacífico deben centrarse en lograr el
reto de acabar con el hambre para el 2030, indicó el jueves 12 el director general de la Organización para la Alimentación y
la Agricultura.
Y para conseguirlo,
han de reducir la pobreza rural y ajustar las necesidades del sector agrícola al cambio
climático.
"Es fundamental aumentar la fortaleza de las comunidades rurales, en particular de
los agricultores familiares, donde
aún se concentran la pobreza y el hambre", indicó José Graziano da Silva en la apertura
de la Conferencia Regional de
la FAO para Asia y el Pacífico.
Da Silva destacó que los países de esa región han conseguido “notables avances” en la reducción
de la desnutrición durante
las dos últimas décadas y recordó que de los 815 millones de personas que sufrían hambre en el mundo durante 2016, 490 millones estaban ubicados en esa región.
Destacó que el rápido
crecimiento económico de la zona no
se ha traducido en mayores ingresos
para las comunidades rurales.
Para enfrentarse a
esa situación, recomendó sistemas de
protección social y programas de alimentación escolar que, además de haber probado su eficacia,
adquieren productos de proximidad a agricultores familiares.
Los estados
más desprotegidos frente al cambio climático son las
islas del Pacífico, resaltó Da
Silva al recordar que recientemente sufrieron el embate de dos ciclones.
El máximo responsable de la FAO señaló que esta situación ilustra
cómo la adaptación de estas naciones al cambio climático y la resistencia
ante los desastres “es una cuestión de supervivencia”.
Por otro lado, mostró
su preocupación por la obesidad ya
que, de acuerdo con las cifras de la Organización
Mundial de la Salud, en
algunos casos, hasta el 90 % de la población de las
islas padece sobrepeso.
Una de las soluciones
pasa por la promoción de medidas en
el sector público. Las políticas nacionales
resultan fundamentales para promover la nutrición como un problema
de carácter público; es
responsabilidad de todos y los
consumidores deben ser conscientes de las ventajas e inconvenientes
de lo que están comiendo.
“Esto implica educación
nutricional, concienciación, así como
regulaciones sobre el etiquetado y
la publicidad”, según Da Silva.
El director general solicitó a los socios internacionales y regionales que contribuyan con apoyo financiero y técnico para poner en práctica el Programa
de Acción Mundial sobre Seguridad Alimentaria y Nutrición en los Pequeños Estados Insulares en Desarrollo. (Fuente: Noticias ONU).
No hay comentarios:
Publicar un comentario