La fiebre amarilla es una enfermedad
hemorrágica vírica que se transmite mediante la picadura de los mosquitos infectados y constituye una
preocupación todavía latente.
Tras los brotes de 2016 en Angola y la República Democrática del Congo, se creó la Estrategia mundial para eliminar
las epidemias de fiebre amarilla, EYE en sus siglas en inglés. El plan se encuentra liderado por la Organización
Mundial de la Salud(OMS), el Fondo de las Naciones Unidas para la
Infancia (UNICEF), la ONG Gavi y sus socios, los cuales se han comprometido
en la fecha a garantizar la vacunación
de cerca de mil millones de
personas en veintisiete de los
países afectados.
Actualmente, el virus es endémico en 34 países africanos o determinadas
regiones de los mismos. De acuerdo con las estimaciones, entre 84.000 y 170.000
personas padecieron esta enfermedad en 2013, y entre 29.000 y
60.000 murieron como consecuencia de ella.
Los objetivos
de la estrategia son proteger
las poblaciones en riesgo,
prevenir el contagio internacional y contener
los brotes con rapidez.
Entre las medidas
principales, se busca que los países apliquen el Reglamento Sanitario Internacional y fortalezcan los sistemas
de salud, de tal
manera que se encuentren capacitados para hacer frente a futuras amenazas. Ello implica formar equipos
de expertos y priorizar las medidas de prevención y análisis de
riesgos.
No obstante, la vacunación es la
mejor arma contra la fiebre amarilla: una simple dosis garantiza inmunidad
de por vida por el valor de un dólar.
Asegurar la vacunación constituye la
tarea principal de esta asociación
de organizaciones.
“Esta estrategia integral e internacional ofrece una oportunidad sin precedentes para terminar con las devastadoras epidemias de fiebre amarilla, que azotan África
de forma constante”, declaró Seth
Berkley, director ejecutivo de Gavi, y añadió que “garantizar acceso a vacunas a las comunidades más vulnerables a través de sistemas rutinarios resulta fundamental a la hora de conseguirlo”.
Hoy en día, los proveedores seleccionados por
la Organización Mundial de la Salud se encargan de proporcionar vacunas. Desde 2001, la producción se ha cuadruplicado de veinte a
ochenta millones de dosis y se prevé
que se extienda en los años venideros.
“Dado
que la mitad de las personas vacunadas
son niños menores de quince años, la
campaña resulta crucial para
salvar sus vidas y ayudará a terminar con esta enfermedad”, señaló Stefan
Peterson, oficial de servicios de salud en UNICEF.
Mediante la colaboración, las organizaciones confían en que se pueda
acabar con las epidemias de fiebre amarilla para 2026 y que se
podrá gestionar la vacunación de
forma consistente con la demanda.
La Estrategia
mundial para eliminar las epidemias de fiebre amarilla (EYE,
según sus siglas en inglés) es un programa
integral basado en las lecciones
aprendidas que pretende acabar
con las epidemias de esta enfermedad
para 2026. La estrategia se fundamenta en cinco áreas: mantener el mercado de vacunación, impulsar el compromiso
político a todos los niveles, promover la gobernanza mediante asociaciones
a largo plazo, fomentar sinergias con
otros programas y sectores sanitarios y estimular la investigación para desarrollar mejores prácticas y herramientas. (Fuente: Noticias
ONU).
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