“Necesitamos una transformación profunda para hacer frente a sequías que cada vez son más frecuentes y graves, reduciendo los niveles de los embalses, hundiendo el rendimiento agrícola, afectando la diversidad biológica y extendiendo las hambrunas”, declaró el secretario ejecutivo de la Convención, Ibrahim Thiaw.
El organismo destaca, por ejemplo, que la cuenca del río Plata en Brasil y Argentina no vivía una sequía tan grave como la de 2022 desde hace 78 años. Esta situación ha reducido el rendimiento agrícola y afectado a los mercados mundiales de cultivos.
Por su parte, la sequía que asoló Europa el año pasado es la más grave de los últimos 500 años. En el Corredor Seco de Centroamérica, 1,2 millones de personas necesitan ayuda alimentaria tras cinco años de olas de calor y lluvias impredecibles.
El documento apunta a la restauración del suelo, la gestión sostenible de tierras y las prácticas agrícolas respetuosas con la naturaleza como aspectos críticos para aumentar la resiliencia global a este fenómeno. La gestión eficiente del agua es otro componente clave.(fuente: Noticias ONU, Foto: Naciones Unidas/Mukhopadhyay S).
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