Para favorecer la transición
hacia la economía formal, la Organización Internacional del Trabajo (OIT),
hace una serie de recomendaciones,
entre las que destacan:
-Políticas macroeconómicas
de fomento del empleo que respalden la demanda
agregada, la inversión productiva
y la transformación estructural,
promuevan empresas sostenibles,
sustenten la confianza de las empresas y corrijan las desigualdades;
-Políticas comerciales, industriales,
tributarias, sectoriales y de infraestructura que fomenten el empleo, eleven la productividad y faciliten los procesos de transformación estructural;
-Políticas empresariales
que fomenten empresas sostenibles y
que favorezcan en particular las condiciones para un entorno propicio, teniendo
en cuenta la resolución y las Conclusiones relativas a la promoción de empresas
sostenibles, adoptadas por la Conferencia Internacional del Trabajo
en su 96.ª reunión (2007), lo que comprende el apoyo a las microempresas, a las pequeñas y medianas empresas, al emprendimiento
y a normativas bien diseñadas,
transparentes y adecuadamente difundidas que faciliten la transición a la economía formal y una competencia leal;
-Políticas e instituciones para el mercado
laboral con el fin de ayudar a los hogares
de bajos ingresos a salir de la pobreza y obtener empleos libremente elegidos, tales como: políticas salariales adecuadamente formuladas que incluyan el salario mínimo; dispositivos de protección social que incluyan las transferencias
en efectivo; programas de empleo
público y mecanismos de garantía; y una mejor divulgación y prestación de
servicios de empleo entre las personas ocupadas en la economía informal;
-Políticas de migración laboral que
tengan en cuenta las necesidades del
mercado de trabajo y que promuevan el trabajo
decente y los derechos de los trabajadores migrantes;
-Políticas de educación y de desarrollo
de competencias laborales que respalden el aprendizaje a lo largo de la vida, se adecuen a las cambiantes necesidades del mercado laboral y a las nuevas tecnologías y reconozcan los conocimientos adquiridos previamente,
por ejemplo, en los sistemas de aprendizaje informales, ampliando así
las opciones para la obtención de un empleo
formal;
-Medidas integrales de activación que
faciliten la transición de la escuela al trabajo, en particular para
los jóvenes desfavorecidos, como los
mecanismos que garantizan el acceso
de los jóvenes a la capacitación y al empleo productivo continuo;
-Medidas para promover la transición
desde el desempleo o la inactividad hacia el trabajo, en
particular para las personas
desempleadas de larga duración, las mujeres
y otros grupos desfavorecidos, y
-Sistemas pertinentes, accesibles y
actualizados de información sobre el mercado de trabajo. (Fuente: Noticias ONU).
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