A pesar de generar empleos y mayores ingresos para la población
en áreas remotas, las concesiones
forestales también presentan consecuencias
negativas, dejando en muchos casos una estela de bosques degradados y conflictos sobre la
tenencia.
La mayoría de las pérdidas de los bosques
se han producido en países en
desarrollo de África subsahariana, el Sudeste asiático y América Latina, lo que pone
de manifiesto la necesidad de una mejor gestión
pública en los trópicos.
Ante esta situación, la Organización
de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) establece que
estas licencias puedan usarse como instrumentos políticos para regular
la producción de una manera
consistente con la conservación del medio, respetando los derechos de las comunidades locales y contribuyendo al desarrollo rural de forma
sostenible.
“Si
se gestionan bien, las concesiones
forestales pueden tener múltiples beneficios
socioeconómicos y ambientales
y aumentar el valor de
los bosques en pie para las generaciones presentes y futuras.
Con todo, pueden mejorar las vidas
de las comunidades rurales en
algunas de las zonas más pobres y aisladas del mundo”,
añadió Eva Muller, directora de la División de Política y
Recursos Forestales de la FAO.
Más del 70 % de los bosques tropicales en los que
recolectan productos forestales son
de propiedad estatal o pública. La mayoría de se gestionan
a través de concesiones que
los gobiernos otorgan a entidades privadas o comunidades locales a cambio de una remuneración o provisión de servicios.
Existen diversas razones que pueden conducir
a un manejo inadecuado de las concesiones:
la carencia de habilidades adecuadas
para la gestión, una gobernanza débil, reglas y expectativas demasiado
complejas o un enfoque en los beneficios
a corto plazo. Todo ello conduce a
la sobreexplotación, la distribución
inadecuada de beneficios, la vulneración y falta de reconocimiento
de los derechos de las
poblaciones locales, y a la falta de rentabilidad económica.
Las recomendaciones de la Organización incluyen cultivar y cosechar productos agroforestales
y cultivos agrícolas junto con
la recolección de madera y otros productos madereros, la reposición de árboles de valor comercial
para evitar su extinción en el futuro
y más inversión en silvicultura.
“Repletas de recomendaciones
prácticas, las directrices
voluntarias ofrecen un marco para la planificación, implementación y seguimiento de las concesiones
forestales que apoya la gestión
forestal sostenible”, aseguró Thais Linhares Juvenal, Oficial Forestal de la FAO y coordinadora de las directrices.
Si están
bien administradas, estas concesiones pueden:
-Frenar la deforestación y reducir la degradación
de los bosques.
-Reducir la huella de carbono para combatir el cambio climático.
-Garantizar una producción forestal
sostenible.
-Crear oportunidades de empleo y servicios.
-Generar ingresos a nivel local y nacional,
que pueden invertirse en la conservación
de los bosques y mejores servicios sociales y sanitarios.
-Contribuir al logro de los Objetivos de
Desarrollo Sostenible.
Las directrices deben ser respetadas por todas las
partes interesadas –gobiernos,
concesionarios, comunidades locales, donantes y organizaciones no gubernamentales– e incluyen una herramienta de autoevaluación para que se pueda verificar si existen condiciones propicias para las concesiones forestales sostenibles.(Fuente
:Noticias ONU)
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