Alrededor de 3600
millones de personas habitan
actualmente en zonas que pueden
sufrir la carencia de agua al menos un mes al año. Para el
2050, la población afectada podría situarse
entre los 4800 y 5700 millones de
personas según la ONU.
La contaminación del agua en los ríos de África, Asia y América Latina ha empeorado desde
los años noventa y se cree que en las próximas décadas, poniendo en riesgo el medio ambiente, la salud y
el desarrollo sostenible.
Una de las opciones que proponen las Naciones Unidas para remediar esta
situación son las llamadas soluciones basadas en la naturaleza, que usan o imitan procesos naturales
para la gestión del agua. Tales soluciones comportan mejoras
en el suministro y la calidad y, a su vez, ayudan a reducir el impacto de los desastres
naturales.
Una solución basada en la naturaleza
puede efectuarse a través de la conservación
o mejora de los ecosistemas naturales o mediante la creación de procesos naturales en un hábitat modificado o artificial.
De esta forma, se puede asegurar la disponibilidad
y calidad del
agua.
Los diferentes tipos de soluciones van desde la escala personal, el uso de los llamados inodoros secos, hasta una escala
macro, como las aplicaciones a nivel de paisaje, o las adecuadas para entornos
rurales y urbanos, como los usos de muros verdes o los jardines en
las azoteas.
Un claro ejemplo de este tipo de soluciones
tuvo lugar el año 1986 cuando el Estado
de Rajasthan, en la India,
sufrió una grave sequía. El trabajo conjunto de una ONG y las comunidades locales durante los años siguientes logró establecer estructuras de captación de agua y regeneración de los suelos y los bosques de
la región. Esta situación condujo a un aumento del 30% de la cubierta forestal, el aumento del nivel de las aguas
subterráneas varios metros y la mejora
de la productividad de las tierras de cultivo.
Todas estas medidas son un ejemplo de buenas
prácticas recomendadas en el último
informe de las Naciones Unidas, Soluciones
Basadas en la Naturaleza para la Gestión del Agua que
se presentó el 19 de marzo en la ciudad de Brasilia,
en Brasil, durante el marco del VIII Foro Mundial del Agua.
El documento identifica al agua
no como un elemento aislado, sino
como parte de un complejo proceso natural que implica la evaporación, la
precipitación y la absorción del
agua a través de los suelos. (Fuente: Noticias ONU
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