Analistas de diferentes nacionalidades, piensan que las movilizaciones árabes acontecidas en Túnez y Egipto, que concluyeron con la salida de sus gobernantes, no solo se podrían replicar en otros países de la región, sino que incluso existe la posibilidad que llegue a occidente en algún momento impensado.Esto es, debido principalmente, a que en la raíz de las mismas existe un fuerte componente de descontento popular por el estado de pobreza, falta de oportunidades laborales-especialmente para la juventud-, carencia de servicios básicos y también de libertades.
Argelia, Yemen, Jordania, Marruecos, cada uno con sus propias características y diferencias de alguna manera han sentido en las calles o en las redes sociales-ahora muy activas- las voces de descontento , de diferente magnitud, que piden cambio en los sistemas políticos y una mayor distribución de las bonanzas económicas a su población.
Países que tienen sus cuentas nacionales en azul y reflejan crecimientos económicos sostenidos, bien harían en buscar las formas de como distribuir o hacer llegar ese bienestar a los que menos tienen; para evitar que la brecha entre pobres y ricos siga ampliándose, opinan esos analistas.
En Egipto, en tanto, la expectativa por los pasos que viene dando el Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas que gobierna interinamente,no solo se centra en el país de los faraones sino en sus vecinos y aliados occidentales.
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