Ante la beatificación de Juan Pablo II, el Líbano recordó en estos días lo que el Papa Wojtyla dijo en la década de los años 80: “El Líbano es más que un País, es un mensaje de pluralismo para Oriente y Occidente”.Según analistas locales es un hecho que desde su elección en 1978, Juan Pablo II se vio involucrado estrechamente en la historia de la guerra en El Líbano entre los años 1975 y 1990. Mientras los libaneses consideran que la atención extraordinaria que el Santo Padre manifestó hacia su país, indujo –en 1997– a celebrar en El Líbano una Asamblea Especial del Sínodo de los Obispos.
Los estudiosos concuerdan en que el hilo conductor que permitió a las comunidades cristianas y musulmanas no limitarse a dividir territorios sino a convivir, encontró en la figura de Juan Pablo II la fuerza necesaria que sacó a relucir la unidad de los libaneses.
Durante su pontificado el inminente beato invitó en diversas ocasiones a los obispos de todo el mundo a orar por El Líbano, y en ocasiones tuvo que ir contra corriente de las aspiraciones de algunas fuerzas políticas cristianas en el país, tentadas por la idea de una separación geográfica.(Agencia AICA)
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